Una gran y larga ovación con el público puesto en pie culminó nuestra actuación en la
población cacereña.
Con el teatro lleno, los espectadores siguieron con gran atención los diálogos de Ibrahim y Momó. Los silencios, esos silencios “sonoros” que se dan cuando el público es entendido y la representación funciona, nos impresionaron.
Gracias por la emoción que no ocultasteis, gracias por vuestros elogios, gracias… por habernos dado las gracias por nuestro montaje.
Nunca lo olvidaremos.