El sonoro silencio del Teatro
Los que formamos parte de El Barracón sabemos que el aplauso final no es lo más importante sino el silencio. El silencio de cuantos asisten a una representación y que los intérpretes perciben como señal inequívoca de que la función está siendo seguida con interés; por supuesto, en aquellas en las que no se necesitan reacciones, como una risa, ante una determinada situación.
Silencios que no se rompen ni con una tos de resfriado ni con el paso de un vehículo por las cercanías de la sala. Silencios sonoros, clamorosos, emocionantes.
Esos silencios acompañaron las representaciones en Torres de Cotillas y Villamuriel de Cerrato. Silencios impresionantes. Silencios deseados y no al alcance de todos… ni siempre.
Dos pueblos que aman al teatro, con dos certámenes ya veteranos, que dieron muestra de respeto, de saber paladear un espectáculo, de contagiar su emoción a los propios actores. Inolvidables funciones. Inolvidables lugares.
Sigamos escuchando el silencio, el sonido del silencio.
El sonoro silencio del Teatro.