Texto de nuestro director, César Gil, publicado en el programa del homenaje a Alfonso Sastre celebrado en el C.M. San Juan Evangelista:
DEL TEU DE AYER AL TEU DE HOY
Alfonso, el teatro universitario español tiene una deuda contigo.
Y con Federico.
Aunque sigáis siendo representados (tú menos que Lorca) en las universidades.
Él creó La Barraca y se dedicó, sobre todo, a los clásicos del Siglo de Oro. Tú ofreciste tu propio teatro.
Federico pudo gozar del aire fresco de la República. Tú sentiste el ahogo de la dictadura. Lorca murió. Tú sobrevives; tu trabajo te ha costado: ostracismo, injurias, calumnias, cárcel… Ambos habéis conseguido el reconocimiento, ¡menos mal! Pero las deudas siguen ahí. Sobre todo contigo; no desaparecer a tiempo es un problema para estas cuestiones.
Un homenaje es un homenaje. Ni más ni menos. Unas palabras no son, ni más ni menos que eso: unas palabras. Pero si se reciben de alguien que las escribe o las dice con verdad y emoción, son mucho más.
Por eso, los que leáis estas palabras permitid que alguien que no tiene más mérito que estar vinculado al teatro universitario desde hace medio siglo y que ahora dirige Escuadra hacia la muerte con el grupo de teatro El Barracón de la misma universidad en la que Alfonso la estrenó, escriba esta carta medio abierta para Sastre… y para todos.
Que una obra escrita en 1952 esté vigente más de seis décadas después y que los espectadores la sigan con atención y entusiasmo, no es una opinión: es un dato; un dato inequívoco de que el texto es un clásico: el texto y su autor.
Si cuando Sastre la escribió, Europa estaba digiriendo la época posterior a la 2ª Gran Guerra, en 2014 conmemoramos el inicio de la Primera; lo malo es que algunos, muchos, sentimos encontrarnos en una época pre-bélica… Perdón, ¿alguna vez ha cesado la guerra? Escuadra se sitúa en la 3ª Guerra Mundial; todos deseamos, él el primero, que esa situación no se produzca.
El mundo está en conflicto, debe estar en conflicto. Planteando las cuestiones, como Sastre. Buscando soluciones. Mostrando puentes por los que sortear los problemas. Para así poder decir lo mismo que uno de sus personajes “Yo tenía una esperanza”… y que la esperanza se convierta en realidad.
Alfonso, tengo la esperanza de que no te moleste saber que los personajes del montaje que representamos no se llaman como los tuyos. Sé que la única concesión que hiciste para sortear la censura de los 50 fue cambiar los apellidos originales por otros que “sonaran” a centro- europeos (por ejemplo “Ruiz” por “Goban”). En nuestra puesta en escena se llaman igual que ellos mismos; es decir: utilizamos los nombres y los apellidos de los intérpretes: Aparicio, Jimeno, Licera, López, Pérez y Rodríguez. Si ellos y todos los que formamos la compañía alcanzamos el éxito será responsabilidad tuya, sobre todo tuya… bueno, permite que también lo sea del cariño que hemos puesto al servicio de tu texto aunque, salvo yo mismo, ninguno ha hecho la mili y todos somos más o menos pacifistas.
Aun así, seguimos en deuda contigo.
¡Viva el Teatro Universitario! ¡Viva el Teatro!
¡NO A LA GUERRA!
César Gil.
P.D. Podría recordarte muchas cosas más de nuestra relación, incluso sin conocernos. Pero eso lo reservo para otro homenaje para dentro de otro medio siglo más… ¡por lo menos!